Antes de empezar, mis agradecimientos al diario Mundo Deportivo, cuya completísima hemeroteca online me ha sido de gran ayuda en este y otros artículos históricos del blog:
Vivimos días de gran controversia a nivel futbolístico. A la tensión inevitable antes de un partido como es el Real Madrid-FC Barcelona del sábado se une la última jornada de la Champions League, donde todos daban por eliminado al Olympique de Lyon, que se encontraba con un goal average de -4 frente a un +3 de su rival directo, el Ajax de Amsterdam.
Sin embargo este último cayó frente al Madrid en su estadio Amsterdam Arena por 0-3 en un partido en que le fueron anulados 2 goles legales al equipo holandés, y rápidamente surgieron sospechas de amaño en torno a la abultada goleada (1-7) del Lyon al Dinamo de Zagreb, sobre todo a raíz de esta foto en la que se ve a uno de los jugadores del modesto conjunto croata guiñando el ojo.
Tanto los que creen esta teoría como los que no andan ya haciendo comparaciones con el legendario España-Malta de la previa de la Eurocopa en 1983. Llega pues el momento de aclarar algunas cosas sobre ese encuentro:
Resumir el partido no debería ser necesario a estas alturas, pero por si alguien aún no lo sabe, La Roja llegaba al Benito Villamarín (estadio del Real Betis) con la obligación de ganar por 11 goles de ventaja tras una derrota por 2-1 contra Holanda que nos dejaba empatados a puntos con la oranje.
Todos (incluso los que como yo no vivimos por razones de edad aquel partido) conocemos el gol de Señor con aquella inolvidable retransmisión de José Ángel de la Casa.
Pero curiosamente muchos de los que si dicen haber visto el partido (nadie creía que aquello fuera posible y el Villamarín no tuvo precisamente una de sus mejores entradas, por lo que no debió ser demasiado seguido, pero ese es otro tema) no parecen recordar a día de hoy los detalles tanto del encuentro propiamente dicho como de los días anteriores al mismo. Hagamos un poco de memoria:
Si bien Malta (en aquellos momentos posiblemente la peor Selección de Europa) sufría goleadas de escándalo en todos sus desplazamientos, en su país era mucho más difícil jugarles (como pasa en muchas ocasiones con los campos pequeños donde las superestrellas no están acostumbradas a jugar) y hasta habían conseguido una victoria frente a Islandia (2-1) en la primera jornada.
Pero los incidentes del público maltés aquel día y la posterior sanción obligaron a jugar contra Holanda en campo neutral. Este terreno "neutral" resultó ser Aquisgrán, ciudad de la entonces Alemania Occidental cercana a los Países Bajos. El 0-6 (0-4 al descanso) casi parecía quedarse corto. Meses después España apenas pudo ganar 2-3 en La Valetta tras incluso ir varios minutos por detrás en el marcador. Estos 2 encuentros marcarían la gran diferencia de goles de cara al decisivo partido del 21 de diciembre de 1983. Hasta ahora no se puede afirmar que se estuviera beneficiando al combinado español, pero sigamos.
Los primeros minutos fueron muy difíciles. El portero John Bonello (único jugador de Malta que había sido profesional en un Segunda alemán, el SC Herford, y que se había hecho famoso los días anteriores por afirmar en una entrevista que era imposible que encajara 11 goles) frustraba una y otra vez nuestras ocasiones, mientras que el resto de jugadores no hacían más que perder tiempo para conseguir una derrota honrosa. Para colmo el zaragocista Juan Señor había fallado un penalty en el minuto 2.
Hubo que esperar al primer cuarto de hora del partido para que el delantero del Madrid Carlos Alonso Santillana adelantara con uno de sus habituales remates de cabeza al equipo entonces entrenado por el desaparecido Miguel Muñoz. La alegría duró poco porque apenas 9 minutos después era Degiorgio el que aprovechaba un fallo garrafal de Paco Buyo (debutante como internacional aquella noche) para devolver la igualada al marcador, primer gol que anotaba Malta como visitante en aquella liguilla. Si ya era difícil marcar 11 goles, llegar a 12 resultaba poco menos que imposible.
Santillana solo tardó 2 minutos en poner de nuevo a España por delante, y en el 29 de nuevo era el cántabro el que conseguía el 3-1. Este marcador no volvería a moverse en los 16 minutos que restaban de la primera mitad para desesperación de los pocos que todavía creían en el milagro.
A los 2 minutos de la reanudación, Poli Rincón anotaba el 4-1. 9 minutos después de nuevo el delantero bético conseguía la manita y este sería el punto de inflexión porque en apenas 8 minutos Antonio Maceda (en 2 ocasiones) y de nuevo Rincón elevaban la goleada hasta el 8-1. Restaban 24 minutos y solo faltaban 4 tantos para conseguir la clasificación para la Eurocopa de Francia' 84.
Tras haber vivido nuestros mejores minutos de nuevo a España se le atragantaría la defensa de Malta hasta que a falta de 14 minutos para el final conseguía Santillana el noveno gol (cuarto en su cuenta particular) y en el 78 Rincón alcanzaba la decena mientras que Michael Degiorgio pasaba de héroe a villano al quedar expulsado por doble amarilla.
Aquí acabó definitivamente la resistencia maltesa, y Manu Sarabia y Señor (que hasta entonces no habían logrado estrenarse en el marcador) conseguían culminar el que hasta los títulos de 2008 y 2010 fue junto a la Euro`64 el gran hito de la Selección Española.
Pero muchos, demasiados, desconocen los detalles relatados en este artículo, como también desconocen el gol anulado a Gordillo ya con 12-1. O el penalty no pitado a Goicoetxea en el España-Holanda que hubiera supuesto un 2-0 que habría convertido en intrascendente la derrota en Rotterdam. Selección la de Holanda que dicho sea de paso aceptó con absoluta deportividad su eliminación sin nada que objetar a la goleada.
Me atrevería a decir que incluso se ha olvidado el gran papel de España en esa Eurocopa (donde solo los anfitriones franceses pudieron con nosotros en la final de París) que demostraba el buen equipo que teníamos entonces. Y de este desconocimiento de la historia del fútbol ha ido surgiendo una absurda leyenda de tongo en un país como este en el que parece gustar el tirar piedras contra nuestro propio tejado.
¿Cuando empezaremos a valorar más nuestro deporte?
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