Reflexiones deportivas. Hoy: la polémica de la semana

A no ser que alguno haya pasado los últimos 4 días de visita por Marte se habrá enterado de la noticia: en una dura entrada, Tomas Ujfalusi lesionó a Leo Messi en el partido del Calderón entre el Atlético de Madrid y el FC Barcelona. Analicemos como ha tratado esto la prensa:

Lo del lunes entraba dentro de lo previsible. Se criticaba la dureza que había tenido aquella entrada, había preocupación por el tiempo que pudiera estar de baja el argentino...pero ayer martes los medios españoles, si eso era posible, tocaron fondo, muy fondo:

Por un lado, tenemos a un sector que hace como que defiende a Ujfalusi, dejando claro que no había mala intención, apelando al lado humano del defensa checo, que pidió perdón a Messi nada más terminar el encuentro...todo eso estaría muy bien si no fuera por una duda que me plantea todo esto: ¿se oirían esos comentarios si el perjudicado no hubiera sido el equipo al que tanto odian?teniendo en cuenta el linchamiento que hubo al "Kun" Agüero por aquel gol con la mano al Recreativo de Huelva, creo que la respuesta está muy clara...

Por otro lado, los hay que prácticamente piden su ejecución pública, y ya recurren a lo que eufemísticamente llaman "tirar de hemeroteca", esto es, entrar en Youtube y buscar un vídeo de hace un año donde Ujfalusi hizo una falta similar. Por supuesto, desde la otra trinchera no se han quedado atrás y han sacado imágenes de hace la tira donde fue Alves el que hizo una durísima entrada contra Toni Moral...

A unos y otros, por favor, basta ya. Hace tan solo 10 años estábamos en Segunda. 10 años de fichajes fallidos y/o directamente incomprensibles, que hemos tenido que aguantar como se nos dejaba sin estadio y sin nuestro mejor jugador, y ahora que por fin estamos a pesar de todo levantando cabeza con nada menos que 2 títulos europeos, se dedican a utilizarnos como arma arrojadiza en una guerra que ni nos va ni nos viene a los otros 18 equipos que aunque no lo parezca también están en la Primera División.

Cada día se hace más patente en España aquello de "no dejes que la realidad te estropee una buena noticia". ¿Hasta cuando?